miércoles, 18 de marzo de 2015

IMPUDICAS INTERROGANTES


Para A.G.

¿Entonces dejarías que te acariciara con la vehemencia del macho en celo, con la erección punzando tus piernas, tu vientre, tus nalgas?, ¿dejarías que te desnudara en la penumbra hasta dejar tu piel desnuda temblando ante mi virilidad endurecida?, ¿dejarías que besara entera con vicio, con deleite, con la impudicia del deseo vivo, con mi lengua reptando húmeda por los rincones sensibles de tu feminidad mas intima?, ¿dejarías que succionara tus breves pezones con la fruición del amante edípico y el salvajismo del semental insaciable?, ¿dejarías que bajara con mi boca en besos desde tus pechos soberbios hasta el secreto ambiguo de tu vientre de hembra clitórica?, ¿dejarías que mis labios apresaran el tierno falo femenino y sensible que anida oculto en tu pubis para erectarlo mientras tu rostro enrojece?, ¿dejarías que te volteara en un bocabajo sensual y rendida a mis ansias abriera con rudas manos los suaves montículos de tus nalgas para hacer florecer tu capullo?, ¿dejarías que te penetrara una, dos, tantas veces, asesando, rugiendo, aullando como un macho que posee a su hembra en medio del bosque de sus sueños?, ¿dejarías que eyaculara en ti untándote, empapándote, impregnándote, llenándote de mi semen quemante con tus gritos urgiéndome a seguir, seguir, seguir? Te lo pregunto porque si me dejaras hacer todo esto podrás sentirme dentro de tu ser y disfrutarías de mi virilidad en toda su pervertida ternura desolada y quedarías extasiada envuelta en el juego del acoso y la consumación y no te separarías de mí hasta devorarme como bestia hambrienta de una otra misteriosa lujuria.

2008


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