Cruzan sin saberlo por la hendija
del portalón entreabierto, por ese ángulo visual que las desnuda con los ojos
machos del fauno furtivo, desde de un lejos tímido y contemplativo en gloriosos
perfiles o escorzos, grandes, a veces dulces y caídas turgencias, de redondeadas
blanduras apetecibles, abarcan todos los colores, formas, contornos y tejidos
posibles. Por la vereda de enfrente o la
esquina donde coinciden el Dante y Borges, atraviesan raudas, ufanas,
atareadas, altivas e inocentes, ignorando la pervertida mirada que las desnuda,
las soba, las acaricia, en esa casi instantánea visión de sus abundantes y tiernos
paraísos, solo el sol ilumina feroz sus pasos por la cotidiana pasarela de las
calles lentas y quietas. Van con el garbo vertiginoso de macizas vestales
globulosas, esbeltas hembras tetonas, egregias matronas rubenianas, desde la
doncella de verde fosforescente, por la densa filigrana negra y blanca ahí
afuera tan a mano o inmensas e incoloras asomadas en la antigua casona del otro
lado de la calle de árboles y un poco
solitaria, hasta el gran anaranjado clarísimo caminando desde el poniente como
en un grand finale. Floreadas dunas
maduras, hendiduras de los escotes inquietantes, las comba acornisadas con sus
suaves bamboleos, orgullosas tetamentas atrapadas en la avenida y en la calle,
en el tumultuoso conventillo, o en el voyerista oriente perforado, en la feria
libre entre flores y verduras, jugosas sandias y perfumados melones. Lo demás
son los imaginados pezones, breves protuberancias alguna vez punzando la tela, la
cálida palidez de la mórbida piel sostenida, la abultada voluptuosidad, muelle,
llena, sagrada. No las blancas colinas (i), gemelos de gacela (ii) o caracoles
blancos (iii), ni aquella obviedad de las tibias palomas, solo deseadas frutas maduras,
inasibles incopables, impalpables e imposibles para el edípico obsesivo que
acecha con las manos vacías y los labios sedientos.
(i) Poema 1. Pablo Neruda
(ii) Cantar de los Cantares 7:3.
Salomón
(iii) Poema 8. Pablo Neruda
Imagen: Venus de Willendorf, estatuilla
antropomorfa femenina de entre 20.000 y 22.000 años a.C.
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