“Solo soy un buscador de afectos sexuales”. Arcanos del Tiempo.
Hacia abajo la delicia de tu boca
besada hasta el hartazgo, por tu cuello lamido catando el sabor de tu piel enternecida,
solemne encopo tus hombros, sobo las clavículas lado a lado con la delicada
voracidad de un lobo viejo, sigo la ruta del deseo inextinguible, el canalillo,
el estomago, la breve cuenca del ombligo, la duna caldeada de tu vientre, la
mata oscura de los vellos púbicos hasta la bifurcación en tu pubis por las ingles
con los arcos de sus tibiezas atrapadas, acaricio beso lamo la suave corva de tus
muslos, la pétrea convexidad de tus rodillas, las duras líneas verticales de
tus canillas, percibo la misteriosa tensión de tus tendones y en tu pie acaricio
beso lamo los empeines, dedo a dedo los desgrano con imperceptible fetichismo. Hacia
arriba acaricio beso lamo las pulidas gemas de tus talones, la curva solidez de
las pantorrillas, la tierna concavidad del revés de las rodillas, por la
paralela continuidad de tus muslos a tus soberbias nalgas acariciadas con lento
deleite, el cóccix su nítida conjunción hacia la sinuosidad de tu espalda, lisa
ondulación serpenteante de la trama de tu columna con sus tenues protuberancias,
vago alucinado por las comarcas difusas de las escápulas ebrio del aroma
perturbador de tus axilas, delicado acaricio beso lamo desde su atrás tu cuello
reencontrado con sus finos vellos perfumados y el detrás de tus orejas para
revolver tu pelo con mis manos con los últimos mimos de la noche sin sexo, solo
transcurrida en el hedonismo voluptuoso de un sibarita caníbal ya saciado.
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