jueves, 26 de marzo de 2015

EN LA ISLA DE TU NOCHE


Embriagado de ti entre tus senos duermo incrustado en la tierna sinuosidad de tu cuerpo. He vertido en ti la savia de mi desesperado deseo, has recibido la semilla de mis eternas soledades, la noche se extiende justificada hasta el alba. Me sumerjo en el fuego desesperado de tu cuerpo, en su greda tierna para amasar tus pechos, en la tibieza y la tenaza de tus muslos, en la soñada almohada de tu pubis, en la húmeda mariposa perfumada. Busco tu rostro pálido con tus ojos de hembra oculta esperando, y te sueño y sueño, náufrago desesperado, y  no te encuentro. Vuelvo otra vez a caer en pervertidos instintos para urdir en tu entorno una trama de deseos, para escapar del mar de tus ojos, del tibio tacto de tus manos imaginadas, de tu piel que abruma en cercanías, para huir de tu imagen sin perderme en lúbricas sombras anhelantes, sin perder el rumbo de los días, extraviado sin el mapa del turbio sendero de las locas lujurias que llevan a ti. Encantado por tus ojos limo el tiempo en que no estás y dejo que desgastando las horas sobre tu imagen aniden altos sueños de su aguamarina final. Irrumpo abrumado en la perversión de imaginarte en sedoso lecho, albas rosas, claro ventanal, extasiado en la imagen de esa abierta flor oscura inmóvil anhelante en la pálida piel de su pubis. Desnuda tú a mis ojos y a las ansias, tus senos fragantes, túrgidos, como tibios pájaros que acechan coronados en la pasión punzante de sus alturas orgullosas. Abrumado, extasiado, soportando ya en medio del día tu casta ausencia por la noche.

2005


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