domingo, 22 de marzo de 2015

DECIRTE


Pour le même papillon

Decirte que deseo hacer contigo en un poema, decirte que me dejaría poseer por tus deseos, cualesquiera que estos sean, quedarme quieto, desnudo ante ti, el guerrero en descanso, esperando tus manos o tus labios o tu lengua que lo despierten, lo lleven a erguirse, duro y suave, anhelante, latiendo como una torre carnal, viva. Sentir que tus manos recorren todo mi cuerpo acariciando, tocando, hurgando, hasta los rincones mas ocultos, en los lugares mas míos, ser para ti un cuerpo ardiente dispuesto y entregado a tus caprichos, tus exploraciones, tus malas intenciones. Y después ir yo a buscar tus ansias, apresar en mis labios tus pezones erectos, tus senos tibios, mis dedos suavemente buscando en la obscena selva de tus bellos púbicos, el clítoris erecto, los húmedos labios verticales, mis dedos embebidos de tu néctar sexual, y mis manos abriendo esa delicada puerta a mi lengua rígida y quemante, y allí llevarte a los limites del placer. Entonces, agotadas las cercanías externas, penetrar en ti, como el macho desesperado en la hembra desesperada, hundir en ti al guerrero vigoroso, sentir en él los latidos de tu vulva ávida, y en un maravilloso y compartido juego de movimientos, sudores, susurros y quejidos, llegar como un solo cuerpo al clímax de nuestros íntimos deseos. Porque mis deseos de ti solo se atenuarán, por leves intervalos de tiempo, cada vez que se estrellen contra tu cuerpo ardiente, solo ahí habrás agotado al guerrero, que tiernamente se esconderá entre tus recovecos carnales. No sabes como te busca, como se estremece mirando tus recatadas imágenes, como te imagina desnuda sobre nuestro primer lecho, esperando que el se hunda en ti, tengo que calmarlo con mis propias caricias solitarias, sentirme adolescente furtivo y tocarlo, y así furioso y erecto dejar que agote sus ansias de ti.

2001


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