Y surgieron los deseos de ti, de
tu poética danza erótica, de tu alma de lasciva odalisca, de vestal obscena del
templo de las poderosas lujurias, de ninfa danzando velada en blanco y celeste
por las espumas y las aguas de los deseos. Allí bailas a pies desnudos para los
ojos faunos como mórbida Terpsícore sobre la pulida madera erectando mis
anhelos de poseerte mientras la música y las palabras te hace mover las caderas
en un lúbrico bamboleo, como un denso remolino sobre lentas arenas, como un
viscoso oleaje que sigue los mismos vaivenes de tu pelo oro trigal en su suave cascada.
Y mueves y remueves tus anchas y pálidas nalgas, agitas enloquecida tu ampulosa
tetamenta ebria del ritmo o la cadencia que te invade como un licor untuoso
anegándote, y te vas en esa atlántica música palabrera, por esa extraña
liberación furtiva, te me pierdes en sensuales movimientos arrastrada por la
mística cumbiamba. Sé que un día te veré bailando para mí en una habitación de
quizás donde para excitarme más aun a la distancia de unos pasos, o me veré en
un sueño bailando contigo muy juntos lentas canciones románticas o envueltos en
una caliente lambada, ambos desnudos restregándonos libidinosos nuestros
cuerpos acoplados en un impúdico abrazo, mi verga punzando tu vulva. Y te veo
imagino bailando un fogoso ritmo del carnaval de tu tierra, desnuda, solo para saciar mi
voyerismo vicioso, y bailas el sáfico ritual haciendo un círculo alrededor del
tronco erguido y duro de mi masculinidad, tú allí bailando desatada en
sensuales movimientos, bailas, danzas, te curvas y te cimbras, te estremeces
bajo el perlado sudor que va cubriendo tu piel pura de bailanta bailadora
bailarina bayadera meneando tu pomposa carnalidad excitante para este testigo
inmóvil que se masturba en tu honor observándote con la lascivia con sus
entrecerrados ojos penetrantes.
viernes, 20 de marzo de 2015
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