viernes, 20 de marzo de 2015

OTRA HEMBRA DANZANTE


Y surgieron los deseos de ti, de tu poética danza erótica, de tu alma de lasciva odalisca, de vestal obscena del templo de las poderosas lujurias, de ninfa danzando velada en blanco y celeste por las espumas y las aguas de los deseos. Allí bailas a pies desnudos para los ojos faunos como mórbida Terpsícore sobre la pulida madera erectando mis anhelos de poseerte mientras la música y las palabras te hace mover las caderas en un lúbrico bamboleo, como un denso remolino sobre lentas arenas, como un viscoso oleaje que sigue los mismos vaivenes de tu pelo oro trigal en su suave cascada. Y mueves y remueves tus anchas y pálidas nalgas, agitas enloquecida tu ampulosa tetamenta ebria del ritmo o la cadencia que te invade como un licor untuoso anegándote, y te vas en esa atlántica música palabrera, por esa extraña liberación furtiva, te me pierdes en sensuales movimientos arrastrada por la mística cumbiamba. Sé que un día te veré bailando para mí en una habitación de quizás donde para excitarme más aun a la distancia de unos pasos, o me veré en un sueño bailando contigo muy juntos lentas canciones románticas o envueltos en una caliente lambada, ambos desnudos restregándonos libidinosos nuestros cuerpos acoplados en un impúdico abrazo, mi verga punzando tu vulva. Y te veo imagino bailando un fogoso ritmo del carnaval de  tu tierra, desnuda, solo para saciar mi voyerismo vicioso, y bailas el sáfico ritual haciendo un círculo alrededor del tronco erguido y duro de mi masculinidad, tú allí bailando desatada en sensuales movimientos, bailas, danzas, te curvas y te cimbras, te estremeces bajo el perlado sudor que va cubriendo tu piel pura de bailanta bailadora bailarina bayadera meneando tu pomposa carnalidad excitante para este testigo inmóvil que se masturba en tu honor observándote con la lascivia con sus entrecerrados ojos penetrantes.

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