lunes, 16 de marzo de 2015

OBSESIVA VULVALIDAD


En su fiera consistencia de olorosa humedad en la convergencia de los muslos y el blando cojín piloso del pubis, es centro de la ye, vértice de la uve, apretada zanja bajo la mata negra, tajo entre el hirsuto plumón, canal bordeado de la zarza rala o enmarañada de los velos púbicos, cauce anegado de sabores y olores inolvidables e irremplazables, majestuoso surco, tierna carnalidad, rosada obscenidad en su lasciva verticalidad abierta, en su incitante cisura cerrada, hendida rosa succionante en su voracidad de resbaladizo cenote, en su textura de impúdico marisco, flor, gruta, lenta vertiente de viscosos fluidos, pórtico a calientes noches humedecidas, bivalvo desconchado, jugoso molusco dilatado, templo hambriento del ritual de todo fornicio, vertical boca tragadora, verbalidad chapoteante que se hace boca engullidora, carnívora bisectriz esencial de los deseos, dulce breva madura, ancestral nido terrestre, penetrada hendidura donde teje su secreta telaraña la hembra seducida, derramado doble paréntesis que encierra un sensible cero volado, oquedad poseedora de la mojada textura del delirio encajante, de un sabroso mejillón chorreante, en ella decantan las eyaculaciones sorbidas por los espasmos y contracciones de los vibrantes orgasmos, en ella juegan a veces los dedos propios hurgando sus resquicios masturbatorios, buscando la solitaria y pecaminosa saciedad asexuada, monoica, fundatrígena, sellada al macho inútil en el íntimo goce, delicioso fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, de la oscura sabiduría que niega el más allá para que el hoy asuma su verdadera vertiginosidad, vórtice perforado, concha, coño, chichi, chocho, choro, chucha, cuca, panocha, vulva.

No hay comentarios: