sábado, 21 de marzo de 2015

TRIPTICO DE EVASIVA MARIPOSA


Reflejada deliciosa de claro celeste cielo y negro voluptuoso su frágil cuerpo vestido, atrás los lirios de aquel loco inmortal, y el lecho deshecho. Encoparía esos pechos con la tierna vehemencia del edípico extraviado para sentir bajo ese negro tejido su tibia morbidez y sus punzantes pezones. Femenina y elegante con la capelina blanca, clara como su sonrisa de altiva esfinge, de dama madura que piensa y siente igual que antes, cuando los deseos la abrumaban de ternuras por el amante recienvenido, atrás los libros y la azul corona del pequeño príncipe de su estirpe. Me aferraría a esas caderas como un náufrago desesperado rememorando ciertas tardes y una enagua pudorosa, buscando otra vez la mariposa atrapada en su pubis. De pie, entera y perfecta ante el espejo oval, de sombrero, sonriendo sola al sentir sin creerlo las hormonas revueltas fluyendo por sus recuerdos, el lecho ordenado en su púrpura, amarillo, celeste y blancos con rosados, atrás los lirios en el muro de claro amarillo. Abrazaría su delicada fragilidad oliendo su perfume en su cuello besado con insistencia del amante ansioso que retorna desde sus insomnios. Es ella tres veces replicada, siempre con el cómplice y rojo pecador en sus manos, y un rincón del jardín de sus delicias, las quietas aguas de los botes amarillo y rojos, ella frente a los arbustos en la quieta plenitud de una costa inquieta, el estanque de los peces ausentes, la pequeña cabaña frente al mar y las oscuras grises arenas, la tierna jirafa durmiendo en el sopor de la canícula. Es ella, la evasiva mariposa seduciendo con crueles lejanías al tímido escarabajo.


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