Vistes una impúdica blusa negra
de tul transparente con un remarcado estampado laberíntico de líneas blancas y
negras, y nada más. Yo con una camisa clara de líneas verticales, y nada más. Ahí
estamos como amigos paraguayos en la ventana asomados mirando el atardecer y
los barquitos imaginarios que ya encienden sus pequeñas y lejanas lucecitas de
mentira. Allí en el altísimo castillo
desde donde se veía el mar y las luces lejos de los barcos a la gira en la rada
de un mar que iba perdiendo su horizonte acaecido por la noche, y yo te besaba
por detrás de tu cuello y tú te reías nerviosa (i). En ese ilusorio
crepúsculo marino te voy tatuando el
eterno beso por detrás de tu cuello mirando los barcos en sus luces, tu cuerpo
inquieto apegadito al mío, mi lengua en tu orejita buscando su lóbulo entre tu
pelo revuelto (i). Y por dentro el morbo de lo arriesgado, lo prohibido; ambos
desnudos de la cintura hacia abajo, yo por atrás tuyo rozando sensual e
incitante mi miembro a medio erguir en tus nalgas deliciosas, tú te mueves desvergonzada,
lenta e insinuante hacía atrás en breves círculos para aumentar el roce y la
presión fálica en un juego de lúdicas provocaciones. Lucecitas de colores se descolgaban brillantes de las ventanas de
enfrente, mas lejos un navío fantasma atracado en un puerto invisible titilaba
(i) con sus luces ancladas. Ninguno de los posibles mirones se imaginará como
bullen los besitos en el cuello, por atrás, como te beso lamo la nuca
suavecito, como tú ya sabes, para que te excites y desesperes, porque sé que
esa es tu debilidad y por eso lo hago, de puro malo que soy. Los ojos fisgones del
frente dirán “que pareja más romántica” sin saber que tus glúteos me atrapan en
su denso oleaje de lujuria hasta lograr la plena y dura erección, mi falo surca
el surco de tu terso y mullido trasero en un incesante sube y baja devorado por
la trasgresión exhibicionista ante el anónimo e invisible publico de los
infinitos ventanales del rojizo poniente, mientras
los pequeños botes de pesca en la ilusoria bahía de tu nocturno marino celebran
los estragos del amor con la fanfarria de sus luces rojas (i).
(i) Perfecto Imaginario Lluvioso. Prosarium, diciembre de
2013.
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