Amiga, anoche tuve un sueño
asombroso, soñaba que estaba solo en la casa y nos comunicábamos por Skype, tu
conectabas tu cámara y chateábamos un buen rato, tu estabas solo con un
babydoll rojo cortito, muy sexy, y mientras conversábamos yo te espiaba
calladito desde acá, y tú entretenida con los temas te olvidabas que yo te
estaba espiando, deleitándome con el delicioso espectáculo de tus muslos con
sus manchitas, de tus movimientos de piernas que juntabas y restregabas
lentamente, no pude contenerme, en el sueño, y como estaba ya con pijama
comenzaba a tocar y sobajear mi miembro que poco a poco se iba erectando, hasta
que se me ocurría llamarte al celular y seguimos así conversando por teléfono y
yo mirando extasiado tu imagen en Skype, seguía atentamente tus movimientos, tu
mano que a veces acariciaba tu cadera, bajaba (o subía) el borde del babydoll
sobre tus muslos, y eso me excitaba más y más, e inicié una masturbación suave
y lenta, y tu no te dabas cuenta de nada porque yo mantenía mi voz tranquila y
normal, así pasaron mas de dos horas, tú, no sé si sabiéndolo o no,
seduciéndome a fuego lento y yo, muy consciente, excitándome con la visión de
tus muslos, a veces de tu escote, y algunas pocas con tus vellos ralos que al
moverte quedaban expuestos a mis ojos por unos escasos segundos, y tú tenias
hambre de algo salado, y yo de una roja flor del ruedo de tu babydoll y de la
manchita corazón o mariposa, entonces, en el sueño, comenzábamos a despedirnos
y entramos en un delicado juego de excitación mutua, sobre si yo me estaba
tocando y tú que te excitabas, y seguimos avanzando en esa lúdica trama hasta
que yo reconocía que hacia rato que me estaba masturbando y tu me decías que si
escuchabas mis quejidos te excitarías y yo comencé a quejarme y susurrar
demostrándote mi excitación y mi masturbación, y así te excitaste y llevaste tu
mano a tu vértice vórtice y comenzaste a masturbarte ahí frente a mis ojos
ansiosos y seguimos juntos así, tu allá y yo acá, entregados al ceremonial masturbatorio
como si yo estuviera ahí en tu castillo, y todo se aceleraba y seguíamos tú en
silencio y yo desatado diciendo tu nombre hasta que, en el sueño, eyaculé como
un desaforado mientras tu hundías tu mano en tu vulva envuelta en los pliegues
de ese rojo del babydoll que tenias puesto en mi sueño.
domingo, 9 de noviembre de 2014
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario