Sigiloso, vierte un poco de
aceite lubricante en el montículo de la vulva, lo suficiente para que gotee por
los labios mayores. Coloca su dedo pulgar sobre los labios mayores, y el índice
sobre los menores. Aplica una suave presión a la vez que desliza sus dedos
hacia fuera de los labios. Después, continúa este movimiento a lo largo de cada
labio, alternando ambas manos. Desliza la yema de su dedo medio derecho hacia
arriba y hacia abajo varias veces, entre los labios mayores y menores, primero
a un lado de la vulva y luego a otro. Masajea cada labio externo lentamente
entre el pulgar y el índice, deslizándolos hacia arriba y hacia abajo por toda
la longitud del labio. Hace mismo con los labios internos de la vulva tomándose
su tiempo y contemplando a su pareja excitarse lentamente. Luego va a la joya
de la corona; el clítoris. Da un masaje alrededor de la cabeza del clítoris en
una dirección y varias veces en la otra y comienza suavemente acariciando en
sentido de las agujas del reloj primero, y al contrario, después, apretando
suavemente entre el pulgar y el dedo índice. Se concentra en conseguir y construir
sensaciones, no en llevarla al orgasmo. Si la excitación llega a ser demasiada,
retrocede un poco y espera a que vuelva a respirar profundamente. Ahora inserta
su dedo medio de la mano derecha y masajea suavemente el interior. Con la palma
hacia arriba y el dedo medio enterrado en la vulva, comienza a doblar el dedo
hacia la palma de la mano. Siente el área esponjosa justo debajo del hueso
púbico, masajea suavemente allí, en círculos, adelante y atrás, de lado a lado.
En este punto, inserta también el dedo anular mientras tanto su pulgar continúa
rodeando el clítoris y su mano izquierda sigue acariciando y masajeando otras
partes de su cuerpo hasta que el masaje culmina con un orgasmo intenso y
estremecedor aunque silencioso porque ella sigue haciéndose la dormida.
domingo, 16 de noviembre de 2014
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