martes, 3 de junio de 2014

BREVARIO DE TU RECUERDO


Para G. V., siempre intangible e inmersa en la memoria.

Entrabas siempre en el cuarto, femenina, silenciosa y tímida, como una leve dama misteriosa que busca donde derramar su ternura. Y mientras recatada te desnudabas tu sonrisa maliciosa encendía la tarde. Y en aquella penumbra tibia solo esa enagua me negaba la plenitud absoluta del deseo en la visión total de tu cuerpo. Mis labios vagaban rendidos en el borde suave de tus senos marcando con la brasa húmeda de la punta sensible de mi lengua y en leve roce los altos pezones. Veces hubo en que fui a calmar mi sed en la oculta fuente, y deslice mis labios en un íntimo beso para beber enviciado tu néctar perfumado, saboreé así en éxtasis el delicado pecado de escanciar de ti hasta la última gota. A veces, desde lejos te pensaba voluptuosa, tierna y sensual, y recorría tu cuerpo entero sin llegar a develar su misterio. En esa lejanía, solo con tu voz, mis ansias sedientas buscaban afanosas la fuente de los sueños. Y te imaginaba perfecta urgido de los deseos de ti, en esa soledad te tocaba, te acariciaba vehemente, te veía en el lecho a mi lado, con tu voz lejana ardiendo en la hoguera de mi mano. Podía verte excitada acariciando la mariposa que a la distancia yo podía oler, lamer, hurgar, en mi desesperación erecta de macho onanista y sediento. Y ahí tus manos eran las mías buscando en ti misma el orgasmo, el quejido, el susurro, el grito, repitiendo sola el rito incesante de nuestros cuerpos trabados. Pero también eras musa virtual, lejana pero cerca tras el cristal, coqueta, impúdica, insinuante, como niña que juega a pecar y yo pecador de ti te esperaba para pervertirme en tu imagen hasta verter por ti desesperado mi densa y ardiente miel sexual.

Allá por marzo de 2008.

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