“Devoraré los espejos
que se posarán en tu humedecido vientre
mientras tu flamígera lengua desvirgará
las burbujas de mi sexo enardecido...”
Al otro lado del mar. Rafael Fernando Ospina
Viviré en los azogues emasculados que te
espían en tu desnudez soberana, íntima y perpetua, seré habitante perplejo del
vidrio que te mira y refleja tus pechos amplios, las pequeñas protuberancias
edípicas de tus pezones, la breve concavidad del cuenco de tu ombligo, tus
muslos pálidos, tu pubis hirsuto, la convexidad exuberante de tus glúteos, la
rosada violácea traza vertical de tu vulva escondida. Agotaré los
espejos que se enviciarán en tu húmedo pubis mientras tu ansiosa lengua
desflorará las continencias de mi falo erguido. Vagaré extraviado en los cristales
empavonados por los calientes vahos de tu cuerpo, escrutando los destellos de
ti, los fulgores de ti, tu silueta y tu sombra, para atraparte cuando te miras
de reojo a ti misma, desnuda, en tu pudoroso exhibicionismo. Suplantaré
los espejos que se regocijarán en tu voluptuoso vientre mientras tu ensalivada
lengua humedecerá las venas de mi miembro agarrotado. Buscaré tus impúdicas imágenes en las pulidas
superficies de la obsidiana y del bronce, en las vítreas lisuras de las sílices
fundidas, donde la luz de tu piel se refleja como una densa miel cegadora. Usurparé
los espejos que se solazarán en tu luctuoso vientre mientras tu voraz lengua
desatará las vertientes de mi príapo endurecido. Te estaré espiando en las vidrieras que te
reflejan caminando ensimismada por las calles, en los espejos que te observan
silenciosos en los salones y en las peluquerías, en el de tu baño y en el de tu
dormitorio, y también dentro de la copa de vino donde se asoman tus labios. Habitaré
los espejos que se derramarán en tu mórbido vientre mientras tu húmeda lengua
morderá el prepucio de mi verga erecta. Te veré especular repetida inversa como la suprema y generosa divinidad
de todas las lunas enmarcadas en sus doradas molduras, en la del gran espejo
donde te miras desnuda y voluptuosa cuando secas tu cuerpo, en la del espejo
donde te contemplas cuando te maquillas, en la del pequeño espejo en que miras
tu boca cuando pintas tus labios. Destruiré los espejos que se masturbarán
en tu acesante vientre mientras tu lamedora lengua desvestirá el glande de mi
pene encendido.
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