jueves, 19 de junio de 2014

UN XUEÑO INTERXTICIAL


“Que te sueño sin saber de tu amor, que respiro sin conocer tu olor…”. Solo. Anónimo mexicano.

Era una mujer desconocida o irreconocible, extrañamente estábamos recostados, aprisionados y apretados en medio de un tumulto, de frente, casi tocándonos la nariz, yo encima de ella, aunque no recargándola completamente con mi cuerpo, o quizá ambos estábamos de lado, el recuerdo me es confuso, solo sé que estábamos muy juntos, apegados íntimamente el uno al otro, ambos vestidos. Nunca vi su rostro ni dijo palabra alguna, lo señalado era que tenía su mano en mi verga y me masturbaba con lenta y apretada intensidad, yo sentía el placer de su ceñido masajeo fálico, el goce al borde del abismo de la eyaculación que yo contenía intentando alargar el máximo esa entrañable y deliciosa sensación. A veces le hablaba al oído en un susurro para calmar su pudor o vergüenza ante la presencia de las otras personas o para incentivarla a que siguiera pajeándome. Lo hacia como compungida, asustada de si misma, lo que le daba a la situación un toque de voluptuosa perversidad. Sé que no alcancé a eyacular en el sueño porque me desperté muy erecto y como sin saber bien que había sucedido. De ella apenas recuerdo que era madura, delgada, de rasgos finos y piel pálida, no hubo en el sueño un perfume o un olor, ni tactos de mis manos en su cuerpo, quizá el pelo era claro, corto y algo ensortijado, lo demás son inolvidables sensaciones, porque aun siento su mano tibia asiendo mi miembro sensible y endurecido por su manoseo minucioso y furtivo.


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