miércoles, 11 de junio de 2014

EMPOTRAMIENTOS


Veo el breve icono verde y comienzo a soñarte entre mis brazos, y te beso con ternura para raptarte del día, desato las memorias que me fueron invadidas por tus voces y tus arrullos, me convierto en el niño macho potro que se prende en la inquietante e íntima escabrosidad de tus pezones. Para no dejar que me olvides que te amo en los silencios y te deseo en los espejos. Comparto en ti el eco de tu música que me llega desde la hondura sagrada del Amar y se me va convirtiendo en tu voz que me socava con su aliento allá en las antiguas primaveras de un bosque que ahora inverna en tu silencio. Te veo desde tus espejos toda mía desnuda solo para mis ojos en la intimidad de tu deseo. Devoro tu reflejo cuando te acaricia la toalla y va siendo mis manos sobre tu ostentosa tetamenta, en tus corvas y tus ancas, en tu pubis triangulado por esos vellos olorosos, en la excitante concavidad de tus caderas, y en la suavidad mullida de tus muslos. Desde este lejos someto tu vulva a mis lujuriosas perversiones refractada en las magias replicantes del vidrio atrapado en las molduras. Tras el liso cristal te espío cuando encorvada secas tus rodillas o altiva rasuras tus axilas, te observo extasiado cuando con solitario pudor orinas vertiendo tus aguas cristalinas en sus leves amarillos, o te masturbas enmudecida con los ojos semicerrados recordando antiguas copulaciones. Sé que sabes que yo estoy siempre mirando saboreando gozando tu cuerpo desnudo que se repite incesante para mí en los espejos. Empotrado en el azogue te voy acechando en la luna quieta del cuarto de baño oculto en el vapor que surge de tu cuerpo cuando te duchas en las mañanas, y ahí, humedecido de ti, te poseo hembra hasta que nuestros quejidos despierten la mañana.


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