Anónimo imposible, no requiere respuesta.
De intensidades se trata, de no
dejar pasar el único día que se vive, el hoy. Y me gusta que te guste que me
gustas, y espero absorto acá en la desolada telaraña del desvelo que caigas
enredada y quedes de-fi-ni-ti-va-men-te a mi merced/voluntad, embebida en la
perversión de nuestro sueño. Y ha de ser esa misma intensidad tuya lo que me
atrae de ti, lo que me motiva a seguir bebiendo de este cáliz dulce/amargo
(nunca sé como será el próximo sorbo), a esperarte en el silencio de mis redes
de pescador frustrado, a buscarte detrás de mis máscaras, a mostrarme ante ti
en un desesperado 'soy como soy' para yacer en tu cercanía como un niño
asustado. Desangro las horas en su rosario perpetuo, espero los rojizos
horizontes de mar y barcas contra el atardecer inundado, de serranías nevadas y
orillas o sequías para que sigamos habitando el mismo sueño donde te haría un
amor húmedo como los caracoles, estilizado como las libélulas, terrestre como
los escarabajos, lento como las tortugas, enjaulado como los pájaros, pero
siempre con la desesperación de macho/hembra resplandeciendo en la oscuridad. [Destilo
caricias de mi cuerpo empapado para besar tu desnudez inquietante. Broto
sigilosos dedos de mis manos para encender tus sensibles pezones. Deshabito el
caracol de su coraza para lamerte el cuerpo hasta la sed. Mi boca te recorre y
te devora, te abrazo y te humedezco. Una
mirada pudo más, una mirada. Me subo a tus ojos, desafiante, esbozo una
huida penetrante y te fecundo con el denso fervor de mi miel sosegada. (i)].
(i) Paráfrasis del poema “Sexo”
de Juan Daniel Perrotta:
Sexo
Juan Daniel Perrotta
Deshojo caricias
de mi cuerpo ardiente
para cubrir tus desnudeces.
Broto dedos de mis manos
para encender tus gélidos
pezones.
Saco el caracol de su casita
para limpiarte el cuerpo
como gato.
Tu boca me recorre
y me devora,
me abraza y me enloquece.
Una mirada pudo más,
una mirada.
Me subo a tus ojos,
los penetro,
te fecundo el alma.
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