El viernes en la
noche soñé contigo, en la mañana lo recordé, lo tenía patentito… pero no tuve
el tiempo de escribirte el fin de semana, pero ahora son como imágenes, jirones
del sueño, como nubes que despejan a momentos… lo recuerdo poco. Hubo un
encuentro contigo, había más personas, no sé porqué… una casa, piezas a lo
largo, de un pasillo, me encontré contigo, me llevaste a una de ellas, solo una
cama, casi sin muebles, en fin, hicimos el amor… (mira que romántico…)
apasionadamente, te sentí tan bien, todo lo tuyo, reconocí tu cuerpo, tan mío
en esos momentos, eso fue muy vivo, eso lo recuerdo nítidamente, tu cuerpo, tus
manos, mis estremecimientos... y mi orgasmo después del tuyo, tu cuerpo
satisfecho encima, tus ojos cerrados... desperté... aún sentía el gozo, el
placer en mi cuerpo... No eran muebles los que vi en mi sueño contigo... no sé
de dónde lo saqué, sí recuerdo la cama blanca y angosta apegada al muro, la luz
venía de afuera... y la iluminaba... Una ventana? En todo caso fue rico verte y tocarte... no sé si estábamos
desnudos, pero sentí tu calor... Lo soñamos, sí fue el viernes en la noche, en una antigua casona con
sótanos y patios. Extrañamente no estábamos solos, había más personas, pero
todas sin rostro, difusas y como mal dibujadas. Deambulábamos extraviados, quizá
buscándonos, por las innumerables piezas a lo largo de un pasillo acosado por
la penumbra de la madrugada, nos encontramos asombrados de estar soñando en el
mismo sueño, nos miramos abrumados de ternuras y deseos, sin decirnos ni una
palabra nos besamos con la furia del tiempo perdido, recuperando las ardientes
nostalgias de un pasado de lujurias y tiernos entreveros allá en el lugar de
las tibiezas. Te llevé dormida a uno de los cuartos, nos desnudamos sin
pudores, ebrios de las urgencias del inesperado momento, te dejas la enagua
blanca y sedosa que remarca las curvas corvas de tu cuerpo delicado, sonríes
mirando pícara el príapo que ya se yergue instintivo, te subes al lecho y
adoptas sumisa la postura de una perrita encelada, entro en la bestialidad de
tu juego y comienzo a cabalgarte a culiarte a sodomizarte, entro y salgo, hundo
y penetro, te entierro mi pichula endurecida hasta el fondo de tu ano, gimes y gritas,
te sifoneo y te culeo frenético como un perro callejero, eyaculo entre
estremecimientos, mi semen caliente te inunda, lo saco y lo pongo en tu boquita
ansiosa, chupas mamas succionas eliminando las seminales huellas del estupro.
Afuera una luna mustia de deshace entre los grises nubarrones de la lluvia que
se avecina, amanece, a lo lejos se oye una algarabía de voces desconocidas
retumbando en la casa de los cuartos innumerables, me derrumbo a tu lado
exhausto, nos besamos como si estuviéramos soñándonos en el mismo sueño.
Nota.- En cursivas el ardiente susurro de su
voz.
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