jueves, 19 de junio de 2014

UN SUEÑO BLOQUEADO

“Como sueño era curioso porque estaba lleno de olores y él nunca soñaba olores.” La noche boca arriba. Julio Cortázar.

Debió ser en la fase del Movimiento del Ojo Rápido, cuando el ritmo del corazón y la respiración se aceleran, la presión arterial aumenta y aumenta la actividad cerebral, incluso más que cuando estamos despiertos. Sucedía en un casa llena de gente, había una fiesta o algo así, hablaban muchas personas a la vez, aunque en voz baja, sin mucho barullo. Estábamos como recostados, aprisionados y apretados por el tumulto, como en un metro a la hora punta, cara a cara, yo encima de ella, aunque no recargándola completamente con mi cuerpo, o quizá ambos estábamos de lado, el recuerdo es confuso, solo sé que estábamos muy juntos, apegados el uno al otro. Yo a veces le hablaba de frente casi tocándonos la nariz, o al oído, en un susurro inaudible para los otros, que por cierto no participaban del sueño y ni yo los veía siquiera, solo eran sus presencias a través de las voces y la conciencia clara de que estaban allí. Nunca vi su rostro, ni dijo palabra, solo sentía su mano en mi verga masturbándome con lenta intensidad pero apretándola mucho, sentía el placer del ceñido masajeo fálico, el goce al borde mismo de la eyaculación que yo contenía para alargar al máximo la deliciosa sensación. Yo algo le iba diciendo, no sé si para calmar su pudor o vergüenza ante la presencia de los demás o para incentivarla a que siguiera pajeándome. La férrea censura onírica de los seres reprimidos me impidió reconocerla, apenas alcanzo a recordar que era más que madura, delgada, de rasgos finos y piel pálida, no tengo memoria de un perfume o un olor, ni tactos de mis manos en ella, quizá el pelo era claro, no muy largo y algo ensortijado, nada más. Quizá, pienso (sic), fue una sublimación de un abrazo que di a una dama de protuberantes y  notorios pezones bajo la blusa, sin soutien, aunque es mas bien gordita, o era una antigua amiga madura y muy dama de los gratos tiempos gabianos de la que recibí una esquela hace poco, o incluso la rancherita, con la que estuve conversando trivialidades el día anterior. O por último, no supe quien era porque necesitaba bloquear la verdadera pareja que deseo y la sustituí por alguien aun más imposible. Seguro fue como dicen los que saben de estas vainas freudianas, aquello que se echa de menos en la vida real se manifiesta en los sueños, porque nuestro cerebro nos compensa de esa manera la carencia. Un detalle final y no menos importante, no alcancé, en el sueño, a eyacular, solo me desperté muy erecto y como sin saber bien que había sucedido.


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