Soy el pervertido Vizconde que te ama y te
desea como siempre, el que sabe que tu cofre nunca nadie abrirá sino solo él.
Por eso siempre quiero más de tu pelo, de tus manos, de tus uñitas, de las
carnes desnudas de tu cuerpo ansiado y deseado, de sus voluptuosas ondulaciones
de madona renacentista, de tu vulva abierta a mis dedos, a mis ojos mirones y a
mi mano masturbatoria, de las dunas anchas de tus glúteos, de tu boca que besa
y mama en la luctuosa celebración de la más pura sexualidad desatada, de tu
lengua y tus dedos que introducen en los prohibidos placeres de la ciudad incinerada
por la lluvia de fuego y azufre. A veces pienso que mi intensidad te asusta, que
mi sexualidad te aterra, porque mis deseos por ti contienen todas las
depravaciones posibles, y contigo mis fantasías vuelan libres, tú me haces ser
como soy, tú sabes como deshacerme hasta la arena entre tus brazos, en ti
consumo mis fuegos sin censuras, contigo he vivido todos mis sueños eróticos con
la plenitud absoluta de la verdadera consumación, has sido mi esclava mi
doncella mi hembra desde que me declaraste tu amo y señor, a ti pertenezco porque
eres mía y lo serás para siempre. Veo el esplendor del sexo a través de tus
vellos púbicos, esto me mantiene caliente mientras la vida se me hace más fría,
quiero saber lo que es el goce penetrado erecto en ti, quiero que tú me enseñes,
quiero sentir lo que es el placer carnal hasta el vértigo, sé que tú puedes
enseñarme (i). Quizá un día el sueño se nos cumpla y me dormiré entre tus senos
aferrado a tus pezones, niño solo en ti, amo y señor de las vertientes vivas de
tu cuerpo amplio y acogedor como el buscado útero matriarcal. Hoy, he vuelto a
sentir tu cercanía.
(i) Paráfrasis
de algunos versos de “I Want to Know What Love Is”, de la banda de hard rock
Foreigner.
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