Mis besos buscan desesperados tu boca para ensalivarla
florecidos en ella como en una feraz primavera de amarillos girasoles y blancos
sacuanjoches. Mi boca busca tus besos para relamerte de comisura a comisura en
tus susurros de hembra seducida y diluirte en estremecimientos desojados de
mustios pudores. Mi nariz busca tus axilas para emborracharse en tus prístinos
sudores, tu pubis oloroso a tus intensas intimidades, tu pelo oleaje azabache
con sesgos lunares donde se esconden tus delicados perfumes, tu cuello fragante
a sueños de ti. Mis manos buscan las amplitudes y anchuras de tus pechos para solazarse
en ellos, en su mullida consistencia incestuosa, en su nostálgica tibieza
maternal y en sus voluptuosas provocaciones sensoriales. Mis labios desesperan
por tus pezones para beberte en ellos perseverados de ansiosas succiones en la
ciega ambigüedad de ciertos prohibidos conjuros pervertidos. Mis dedos buscan
la surcante humedad olorosa a tus deseos para saciarse en la apretada oquedad
de tu ser que destila sus lujuriosos licores. Mi lengua busca tu abierta vulva
mojada en sus fluidos derroches para lamerte lamida lamiendo hasta desatar tus
anegaciones y quejidos. Mis ingles buscan tus nalgas de urgente potranca para
cabalgarte por las brutales sodomías de nuestras antiguas fantasías. Mi falo
busca tus urgencias vaginales, sus estrujantes contracciones que incitan a
penetrantes y desenfrenadas eyaculaciones para derramarse en ti como un brioso
potro enviciado en tu celo. Mi noche busca tu noche para consumarnos en esta
cópula que ambos nos debemos desde aquel inicio primordial de nuestro tiempo.
sábado, 14 de junio de 2014
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