lunes, 16 de junio de 2014

LOS FENIXIOS (i)


Para la Ariadna perdida en su propio laberinto.

-¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo- (ii), hay inmundas bestias que se esconden en penumbroso y tibios lechos humedecidos por sus propios sudores y se entregan a pecaminosos ritos sexuales, a primitivas ceremonias fálicas, a pervertidas parafilias innombrables. Hablan de sus fantasías y experiencias sexuales abiertamente en lenguaje desvergonzado, soez e indecente, sin ninguna censura ni limitación, solo para excitar al otro o a si mismos, se masturban a vista y paciencia del otro, incitándose mutuamente, para dejarse arrastrar por las turbias ansiedades de la carnalidad. Abusan de la pornografía, cada uno a su gusto y modo, juegan a participar en imaginarias orgías o grupos swingers, siempre están explorando otras opciones anormales o repugnantes, los juegos de roles en que cada uno recrea sus pervertidas y secretas fantasías, los juegos con dildos, las bolas chinas o el huevo de jade, incluso los mas sucios no trepidan en buscar irracionales placeres en el borde de la zoofilia, no pocos consideran el ano también un órgano sexual y no solo a través de la obvia penetración. No es raro verlos ensimismados en un extraño rito exhibicionista-voyerista, él sentado en un sillón la observa masturbándose lentamente ante la excitante visión de ella semidesnuda, solo con brassiere, bragas y tacos, de pie, impúdica y contoneándose como una vulgar meretriz de prostíbulo de puerto o de barrio rojo. No hacen el amor, porque saben que el amor no se hace sino que se siente, por eso tienen un sexo esencialmente animal e instintivo, sin más fin que disfrutar y compartir el divino esplendor del goce físico, sus búsquedas se concentran en las innumerables variantes físicas del sexo, en todo aquello que no es necesario para meramente procrear. Sé que tú piensas que esas alternativas son para las parejas que están aburridas y llevan mucho tiempo juntas, o si sucede será porque ya no se desean naturalmente, es posible, pero a la larga eso pasa siempre, toda repetición mata, la rutina crea ceremoniales vacíos y lo sexual es experiencia pura, visceral y existencial, absolutamente plena, egoísta en su sentido más humano y personal, es quizá la única posibilidad que tenemos de vencer a la muerte. -Pero lo que es peor de todo Ariadna, -dijo Teseo-, no lo creerás, en esos instantes parecen intensamente felices.

Notas.-
(i) La secta del Fénix. Jorge Luis Borges. http://www.literatura.us/borges/lasecta.html

(ii) La Casa de Asterión. Jorge Luis Borges.

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