Para la Ariadna
perdida en su propio laberinto.
-¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo- (ii), hay
inmundas bestias que se esconden en penumbroso y tibios lechos humedecidos por
sus propios sudores y se entregan a pecaminosos ritos sexuales, a primitivas
ceremonias fálicas, a pervertidas parafilias innombrables. Hablan de sus
fantasías y experiencias sexuales abiertamente en lenguaje desvergonzado, soez
e indecente, sin ninguna censura ni limitación, solo para excitar al otro o a
si mismos, se masturban a vista y paciencia del otro, incitándose mutuamente, para
dejarse arrastrar por las turbias ansiedades de la carnalidad. Abusan de la
pornografía, cada uno a su gusto y modo, juegan a participar en imaginarias
orgías o grupos swingers, siempre están explorando otras opciones anormales o
repugnantes, los juegos de roles en que cada uno recrea sus pervertidas y
secretas fantasías, los juegos con dildos, las bolas chinas o el huevo de jade,
incluso los mas sucios no trepidan en buscar irracionales placeres en el borde
de la zoofilia, no pocos consideran el ano también un órgano sexual y no solo a
través de la obvia penetración. No es raro verlos ensimismados en un extraño
rito exhibicionista-voyerista, él sentado en un sillón la observa masturbándose
lentamente ante la excitante visión de ella semidesnuda, solo con brassiere, bragas
y tacos, de pie, impúdica y contoneándose como una vulgar meretriz de
prostíbulo de puerto o de barrio rojo. No hacen el amor, porque saben que el
amor no se hace sino que se siente, por eso tienen un sexo esencialmente animal
e instintivo, sin más fin que disfrutar y compartir el divino esplendor del
goce físico, sus búsquedas se concentran en las innumerables variantes físicas
del sexo, en todo aquello que no es necesario para meramente procrear. Sé que
tú piensas que esas alternativas son para las parejas que están aburridas y
llevan mucho tiempo juntas, o si sucede será porque ya no se desean
naturalmente, es posible, pero a la larga eso pasa siempre, toda repetición
mata, la rutina crea ceremoniales vacíos y lo sexual es experiencia pura, visceral
y existencial, absolutamente plena, egoísta en su sentido más humano y
personal, es quizá la única posibilidad que tenemos de vencer a la muerte.
-Pero lo que es peor de todo Ariadna, -dijo Teseo-, no lo creerás, en esos
instantes parecen intensamente felices.
Notas.-
(i) La secta del Fénix. Jorge Luis Borges. http://www.literatura.us/borges/lasecta.html
(ii) La
Casa de Asterión. Jorge Luis
Borges.
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