domingo, 29 de junio de 2014

ROMANCE DEL VERDE QUIERO


Verde que te quiero verde, verde claro y blanca y desnuda, y tus pechos latiendo de deseos floreados en amarillos y rojos, para que beba mi boca de tus pezones el sabor de tu piel gitana y el dulce sudor perlado que tu fino cuerpo destila altivo en tus danzas flamencas. La noche se puso íntima en tu lecho dormido cuando mis manos atraparon tus caderas bailaoras y te ciñeron entera a mi cuerpo de macho erecto donde dura carne erguida te esperaba para penetrarte bailando andaluz y abierta tu vulva como una jugosa granada. Verde que te quiero verde, recostada sobre las sábanas, para ir vagando ebrio por tus muslos besando, para ir lamiendo tus piernas como un caracol en celo, lento y anegado tras el persistente perfume de tu sexo, para morder cada uno de tus frágiles dedos de tus pies salerosos. La noche se puso íntima con tu pelo miel derramado sobre la almohada, con tu risa coqueta de mora incitante que me va dejando sus brazos tibios para que me acurruque como un niño en una niña dormida. Verde que te quiero verde, como luz de luna en hierbabuena, y embeberme en tu aguas hasta que tu orgasmo me derrame en caliente semen sobre tu vientre. La noche se puso íntima cuando mis versos madrugadores te fueron desflorando con la suavidad de un cante que te acariciaba impúdico mientras tú te dejabas seducir con los ojos cerrados y entreabierta la boquita pintada. Verde que te quiero verde, para madurarte al tacto de mi lengua, mis dedos y mi miembro, y hacerte soñar despierta en un orgasmo culminado. La noche se puso íntima desde que comenzamos besarnos.

Nota.- En cursivas, versos de “Romance sonámbulo” de Federico García Lorca.



No hay comentarios: