Otra fantasía onanista.
"El sexo es el consuelo, para cuando no
nos alcanza el amor". Memorias de mis Putas Tristes. Gabriel García
Márquez.
Me da la impresión
que los guardias esos te tienen enviciada, que no te falta nada, más que cárcel
parece que estas en un paraíso. Lo intuía, sabía que en el fondo más oscuro de
ti había una exhibicionista, una tragahombres, una bestia sexual insaciable,
que era cosa de que te sintieras liberada de traumas, trancas, limites sociales
y familiares, muros religiosos o éticos, y te lanzarías en los brazos, cuerpos,
de todos los machos que cayeran atrapados en la densa y dulce telaraña de tu
feminidad ninfómana, estúpidamente pensé (sic) que en la cárcel del castigo
estarías en total celibato, pero claro, si te pones a leer "siempre con
poca ropa", mostrando tus muslos voluptuosos, tus tetitas ricas, tus
pezoncitos sublimes, tu sexo semidescubierto con sus vellitos recortados, y
toda la piel desnuda de tus hombros y brazos y piernas, a la vista de los
machos guardianes que te miraran embobados hasta que tus coquetonas miradas de
soslayo los erecten e inciten a entrar en la celda del vicio y luego a entrar
en todos los sitios penetrables de tu cuerpo con sus duras erecciones
carcelarias y montarte como perros callejeros hasta dejarte saciada, untada e
inundada del semen grupal oliendo a machos sudorosos, a sexo acalorado y
furioso, al sucio chijeteo de vergas pene-trando y otras masturbándose a la
espera de seguir chapoteando en tu (mi) rosa fatigada, irritada, adolorida,
pero para mí siempre virgen a la espera de nuestro tierno himeneo donde mi
verga de macho solitario borre las marcas y lave los aromas de los que
poseyeron solo tu cuerpo pero no tu alma, como lo haré yo. Como no desearte
hasta el morir si me excita demasiado imaginarte en esa celda lujuriosa,
lubricada, asediada, acechada, pene-trada por esa colita rica, por tu conchita
deliciosa, por tu boquita succionante, violentada por varios machos sedientos
de hembraje, de depravaciones antinatura, en todo caso ya te dije que más tarde
que temprano me regocijaré en tu cuerpo mancillado porque por más que te
pene-tren nunca desflorarán tu alma, que es mía desde antes.
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