viernes, 11 de julio de 2014

CAUTIVERIO


“Desnuda eres tan simple como una de tus manos:
lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente.”
Desnuda. Pablo Neruda.

Será después de medianoche, cuando el nocturno te desvista en los espejos y los ventanales te espíen los pechos escondidos en los cortinajes y los ruidos de la calle decanten en las fisuras de los muros para dejar tu voz convertida en susurros. Dejaré que el obligado cautiverio se te deshaga en la piel desnuda para ir a roer con mis besos iracundos los últimos vestigios que te quedan del día. Medraremos en la mucha pasión y los muchos apasionamientos que declaran los muchos textos y las muchas sensaciones soñadas que testifica la memoria de lo vivido, yo ahí otra vez visitante en tus sueños, acurrucándome sigiloso en tu cuerpecito que estará ardiendo no de fiebre, y tú dejando que me escape en ti destos (sic) fríos tramontanos a pesar de mis malas intenciones y sin mediar palabras. Hundiré mis ojos en tu vientre en un salvaje intento de poseerte desde dentro, de iniciar la cópula desde tus mismas entrañas, de invadir tus senos punzando en el revés de tus pezones, de descubrir las raíces de tu ombligo y los subterráneos goznes de tus axilas, de entender el artilugio que abre tus muslos en el deseo y los junta desesperados en el vértigo de la consumación, de ahogarme alucinado en el delicado reverso de la obscena hondura de tu vulva. No veré la fría madrugada atrapado entre tu cuerpo y tu lecho calentitos, me dejaré navegar por tus manos de sirena y por tus labios veleros, me extraviaré en la breve selva de tu pubis buscando el rumbo de tu aroma hasta que las velas no ardan.


No hay comentarios: