jueves, 3 de julio de 2014

ROZADURAS


“No reaccionar es la clave. Cuando no reaccionamos nos volvemos proactivos y entonces somos capaces de controlar nuestra realidad física.” Rav Berg.

Llevarla al abismo del orgasmo solo con el rozamiento del clítoris, ella montada en mi pierna restregando su vulva abierta contra mi muslo, o a la manera de una sodomización invertida restregando su velludo pubis, su vulva abierta y mojada, contra mi cóccix yo bocabajo sumiso gozando ese roce caliente y viscoso, esa presión rítmica de hembra enmachizada sobre su macho sumiso, o mi mano de canto en su vulva y ella frotándose en la parte superior de mi pulgar cabalgado con indecente u obscena exasperación, o el roce de mi pelvis en su clítoris, refregando con mi miembro replegado hacia abajo escondido apenas surcando su vulva jugosa y hambrienta. Y voy sintiendo la humedad blanda y caliente de su sexo en mis carnes sensibilizadas por su saliva anegando mi boca, el roce suave de su clítoris urgiendo la fálica introducción, la cópula interrupta, pues luego de hundirme en ella extraigo mi pene de su vagina y sujetándolo con mi mano lo froto contra su clítoris con movimientos suaves y aumentando la velocidad, luego vuelvo a penetrarla, y así sucesivamente de manera que ni el rozamiento ni la penetración sean continuos para ir excitándola cada vez más, ahogándola en una sucesión voluptuosa de roces fricciones frotes cada vez más intensos, mas apretados, más calientes, y voy así controlando su oleaje orgásmico hasta que decido terminar el rito frotante con mi pene, con mis dedos o con mi lengua, rozando restregando los íntimos vericuetos de sus más profundos instintos para dejarla caer sin más en el vértigo arrebatador del orgasmo.


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