Y te desnudo a tiernos zarpazos, en oleadas
de lúbricos desvestimientos, el pantalón y la blusa, el soutien y las bragas,
los anillos y las pulseras, revuelvo tu pelo enredádolo entre mis dedos, beso
tu boca desnuda y dejo mis labios ensalivados bajar lentamente hacia tus pechos
soberanos, estrujo lúdico tus breves pezones, encopo las delicias de tus senos,
repaso tu vientre a dos manos trazado, hurgo las cosquillas de tu ombligo,
abarco a mano abierta tu pubis como una fruta madura donde sediento saciaré mi
sed, escarbo en tus vellos olorosos a hembra esperando, presiono con un solo
dedo el protuberante capullo de tu clítoris para que sientas que ya eres mía
sin pudor desatada, lo atrapo entre dos dedos delicados y lo masturbo
suavemente apegándome a tu cuerpo, tus senos en mi pecho, mi pierna
insertándose entre tus muslos apretados fuertemente, abriéndolos como si fuera
una sensual violación consentida, tus quejidos de goce van quemando mi oído con
su música profana, juego libidinoso con los pétalos de tu vulva abierta como
una jugosa granada, te masturbo con la vehemencia de todos mis deseos, hundo mi
muslo entre tus piernas y lo restriego contra tu sexo sensible y mojado manteniendo
mis dedos insistentes en tu pequeño capullo, tus grititos ensalivan mi oreja y
mis labios buscan los tuyos para enmudecerte en el gozo, y antes de morir en el
orgasmo aferras exasperada mi miembro masturbándolo con la toda la fuerza de
tus ansias para hacerme morir contigo en el abismo de una eyaculación
desesperada.
Nota.- Texto inspirado en estos gitanos versos
incendiarios: Hay que calor madre me produce
esta deliciosa sensación de desearte. Me induce a buscarte noche y día, me
induce a cerrar los ojos e imaginarme todo tu cuerpo que ha de ser del color y
la dulzura de la miel, buscando en la profundidad de tus ardores la aprobación
de la entrega de los dos, será maravillo poseerte y tocarte. Hace que mi
corazón se encoja dejando fluir sensación de lujuria y sentir la calidez de tus
labios junto a mi cuello bajando lentamente hacia mis senos y llegando al
estado febril donde la sangre arde. Aprieto fuertemente mis muslos entre si,
como si de esa manera te deseara mucho menos, pero me resulta en vano lo único
que consigo es imaginarme la arremetida de tu cuerpo con el mío... en la
entrega viril, mágica es esta sensación de desearte. Es más fuerte y rotunda
que una piedra que me atraviesa me devora me fascina y me hace que te vea
desnudo en mi mente porque posees esa sensación que a mi me debilita cuando te
veo en sueños como me desnudas.
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