jueves, 17 de julio de 2014

NO SE APAGARÁ LA LUZ


“Es claro que lo mejor no es la caricia en sí misma sino su continuación”. 6. Fragmento de Informe sobre caricias, Mario Benedetti.

No apagará la luz para pensarme y dejar fluir su imaginación y sus más ardientes anhelos porque sutil y sigiloso voy besando su espalda vértebra a vértebra, desde las cervicales a las lumbares, ebrio de su tibieza, arrojado a las tibias arenas del deseo por el lento oleaje de su respiración. Me anulará por un instante, quizás, solo por un instante, anulado quedará el detalle de tibieza enviado y erróneo, siempre equivocada señora mía, sepa que nada se anula sin dolor o nostalgia porque ambos perdemos, usted porque no tendrá mis mimos y yo porque no tendré sus palabras. Me deja triste la insinuación de oscuridad, de alejamiento insensato, de la brumosa distancia de su piel bajo las yemas de mis dedos. Por eso dejo que mi mano se inserte entre sus piernas muy juntas, abrevo ahí incrustado en esa tersura de estatuario mármol pulido, en la tibieza de vértigo de sus muslos, en el ceñido decoro con que los oprime para no dejar mi mano escurrir más allá de lo debido. Así volverá a necesitar los susurros deste (sic) maula que le complacen en sus insomnios, que le queman las sinuosidades de su solitaria lujuria en las noches cuando llueve y no duerme soñándose besada en la espalda vértebra a vértebra, desde las cervicales a las lumbares por unos labios ajenos, humedecidos en su propia boca en medio del aguacero de besos sin amparo que se le van encarnado antes que canten los gallos en su madrugada de azul terciopelo. Me morderá los labios, se llenará de mí, aunque no apague la luz para pensar en mí.


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