sábado, 12 de julio de 2014

ENGARCES (Collage y palimpsesto)


No me dejes sin tus caricias ahora que eres vértigo en mi lengua y en todas las cosas, las de este mundo y las del otro. Aunque el mar sea ola de rostros ajados y la arena el vientre de la hembra intocable. Vuelves a mi cuerpo. Las caricias, de pronto, nos han agitado y eres el centro del éxtasis. Palpo, huelo tu piel sudorosa. Ese temblor es algo nuevo para ti. Te sometes a mis manos, a mi boca, a mi cuerpo. Es la noche anterior, nada después ha sucedido. Llueve dentro de ti. Cae la lluvia sobre los árboles, sobre los techos, sobre el asfalto, sobre mi cuerpo caliente. Tú misma eres la lluvia adentro de la noche, adentro de la ciudad y sus espejos. Siente mi mano, tómala y hazme recorrerte de oriente a occidente de tus ansiedades, musitar tu nombre mágico, recitarte una a una las sensaciones que movilizas más abajo, donde reverberan mis elocuencias de macho insensato. O no, mejor no, yo te recorreré a mi antojo, y mi antojo solo sabe reconocer la piel en longitudes, de norte a sur, de sur a norte. Lo saben mis manos, lo saben cada una de las yemas de mis dedos, lo sabe mi boca desde cada beso hecho lengüeteo saboreo degustación. Y lo sabe tu flor humedecida y alterada, mientras cual amazonas montas la cúspide de mis ganas. De norte a sur, y comienzo por tu norte y desciendo en un revoloteo de manos y boca sedienta, hasta tú sabes donde. Más luego asciendo hasta que congenian a la perfección tu concavidad y mi protuberancia, tu magia y mi derrotero, y la piel se nos aglomera en tibias humedades. Ahora es otro el instante que traigo, yo entrando en ti y estallándome los sentidos mientras te beso y las elocuencias de mis deseos se hacen gritos y jadeos y tus verdades se te aceleran en el pecho, mientras en tus cadencias y golpeteos en ese sitio desde donde te hago mas viva, embisten mi osadía, con timidez o mi descaro. Mi virilidad erguida te apabulla, te delira, tus manos lo acarician, lo masturban, siento como se engrosa con tus estimulaciones. Unas pequeñas gotas de jugo preseminal hacen de lubricante, tus dedos se resbalan, mi pene late y tu boca se desespera. Tus labios bajan, tu lengua lo explora, lo seduce, lo incita, lo recorre, lo saborea, y poco a poco se va perdiendo en tu boca. Entra profundo, late en tu garganta, roza tu paladar, te atragantas, haces arcadas y me retuerces de placer. No dejo de mirar, gozo exacerbado viendo como llenas tu boca con mi miembro lujurioso. Lo saco y lo manipulo enérgico contra tus labios, doy pequeños golpecitos sobre tu boca abierta. Comienzan a caer hilos  de saliva, no los dejo caer, los levanto con mi glande y los desparramo por todo tu rostro. Ya no te aguantas, lo quieres tener dentro de tu ser. Me miras, me besas, me sonríes picara, lo tomas con ambas manos, sosteniendo mi mirada, apoyas la punta del pene en tus labios vaginales, están empapados, hambrientos, deseosos de recibirme. Empujo suave, sin prisa, muerdes tus labios, disfrutas silenciosa. Entregas el mando, te dejas llevar. Comienzo a deslizarme hacia adentro de tu vulva. Sientes como entra cada centímetro de mi hombría que como una estaca va penetrando sin tregua tu cuerpo jadeante. Mis manos aferradas a tus nalgas hacen presión en cada embestida, arrancando tus gemidos más profundos, sostengo tu cuerpo que no deja de vibrar. Mis jadeos se mezclan con los tuyos, el olor a sexo nos envuelve, mis piernas tiemblan, tu cara se transforma. Estallamos de placer, tu orgasmo y mi eyaculación se engarzan sobre la consumación final de la cópula. Te beso, te miro, te digo cuanto te amo. Me quedo inmóvil dentro de tu cuerpo, lo disfruto, lo disfrutas, sabiéndonos el uno del otro nos quedamos dormidos hasta el imposible amanecer.

Cómplices involuntarias: Nadia Contreras, Carolina Farfán, Ayelén Carrara.


No hay comentarios: