Él recostado en el lecho, desnudo, ya erecto,
masajea lentamente su verga, con desparpajo y exhibicionismo machista. Ella
semidesnuda, solo con el sostén, se pasea frente a él, camina de un lado al
otro alrededor de la cama, su mano sobre su vulva masturbándose, a veces gira
sobre si misma exhibiendo sus amplios glúteos, arquea su espalda para hacerlos
sobresalir orgullosa de sus combas, otras veces se detiene y con ambas manos
abre su sexo mostrándoselo con vulgar descaro, con grosera desvergüenza. Él
comienza a masturbarse, primero con lenta parsimonia, disfrutando la densa sexualidad
que fluye entre ellos aun sin tocarse, luego de manera más intensa, más
gozadora, mira esa pálida desnudez marmórea y siente el roce voluptuoso de su
propia mano afanada en el sensual frotamiento de su falo. En el cuarto hay aire
bochornoso y húmedo, una densidad lúbrica como un vaho que arde en la piel, un vapor
que impregna los sentidos, un relente de sudores e íntimos licores escurridos
que agitan oscuros instintos carnales. La observa con morbo, con la viciosa
mirada de pervertido mirón, con los ojos lujuriosos del voyerista que sabe
donde y como mirar, ese pliegue otoñal, esa curva mullida, esa concavidad
mórbida, esa convexidad oculta, la cadencia de la carne en movimiento, suelta y
excitante. La luz juega en los cuerpos expuestos al depravado exhibicionismo y al
insaciado escrutinio, resalta rincones u ondulaciones, elevaciones y
sobrepesos, suaviza las huellas de los años y recupera perdidas tersuras. La
ceremonia continua, repetida hasta la propicia saturación al borde del empapamiento.
Entonces ella se tiende sobre el lecho con sus piernas abiertas, su vulva
congestionada, masturbándose con desesperación. Él se levanta y se acerca a
ella, su mano acelera el frote de su miembro hasta que eyacula entre quejidos y
palabras soeces, los chijetes de semen caliente caen sobre el cuerpo de ella
que se retuerce en sus espasmos orgásmicos. Se miran en silencio, él de pie y
ella tendida cruzada sobre la cama. Él se monta a horcajadas sobre ella y deja
caer la última gota de semen en breve cuenco de su ombligo. Ambos sonríen.
domingo, 27 de julio de 2014
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