viernes, 25 de julio de 2014

NOCTURNACION


Hacia el borde de toda noche separada donde la soledad compartida nos inquieta nos hundimos en las primeras arenas del insomnio. Allí nuestras manos se tocan, las bocas se buscan, se encienden las caricias, se sumergen los peces del deseo y se deslizan sobre tu piel y mi piel, húmedas, las algas sensuales de los besos. Juntos al fin en el portal de piedra de los sueños, en ese rincón oscuro, oculto, clandestino, rodamos sobre las grava iniciales de la noche, escondidos de los guijarros que nos dejó el día, y se traban, en el sueño, los cuerpos y entramos en ese otro universo ondulante donde infieles pecadores, desatados e impúdicos, nos embriagamos de la dulce miel de los sentidos, vencidos, por el goce voluptuoso de nuestra secreta cercanía. Soñadora sirena inalcanzable, toda piel y negro en azul de agua, tu risa en tu cuerpo iluminado no alcanza a apagar el fuego de la sensual hoguera que desatas, y arden por ti mis delirios, llamean hacia ti mis deseos, se inflama en ti mi yesca, esa leña seca aun no calcinada, por tu calido cuerpo imposible. Risueña ninfa evasiva y cristalina en el reflejo iridiscente del agua que voluptuosa te roza y te acaricia la piel que mis arduos sueños no tocan, serán un día o noche cuando sean mis manos como esas alegres aguas impúdicas las que dibujen en tu piel otra caricia, más impura, más lasciva, más ávida, y palpen el sutil estremecimiento de todos tus anhelos en oleaje rompiendo contra el tierno roquerío que mi ansias por ti erectan en secreto. Siento un leve roce inquietante, aspiro con sensual plenitud el perfume intenso de una cercanía, en las sombras intuyo unos ojos; alguien despierta en sus deseos, los mas íntimos, los secretos. Escucho el frotar de alas sigilosas en el cautivante vuelo de los sentidos, imagino una flor roja y abierta, presiento el néctar delicado y su esencia, ese brebaje dulce del jardín prohibido. Libando voluptuoso el vino sagrado me hundo en las sombras perfumadas.


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