martes, 22 de julio de 2014

PUERTA POR MEDIO (Palimpsesto)


Estoy en el baño con la espalda apoyada en la puerta, completamente desnudo, tú al otro lado, en el dormitorio, sentada en un pequeño taburete con la espalda también contra la puerta, también desnuda. Siento el peso de tu cuerpo contra la puerta, escucho el roce de tu piel cada vez que te mueves. Puedo imaginarte sentada, abierta de piernas, con la vulva abierta y ya lubricada por su propia humedad. Me conoces, sabes cómo me excita oírte jadear y lo haces acompañando cada exhalación con un breve movimiento de tus caderas; movimiento que traspasa la puerta y siento nítido en mi espalda. Conoces la anatomía de mi pene mejor que yo mismo. Lo has mamado, frotado, masturbado y mordisqueado. Has jugado con él de muchas maneras. Lo has mirado desde todos los ángulos posibles y has probado el sabor de sus jugos en incontables ocasiones. Te has acostumbrado a su forma y a sus curvas, has recorrido con tu lengua cada pliegue y cada vena de su tronco y has disfrutado de su grosor dentro de tu cuerpo. Lo deseas. Escuchas cómo me lo estoy frotando. Oyes perfectamente mis jadeos mientras me masturbo. Deseas ser tú quien esté masturbándome. Quieres que mis dedos sean los tuyos. Quieres volver a sentir el fuego líquido que desprende mi verga en tu mano, en tu boca, en tu vagina. Deseas que te penetre. Quieres sentir mi miembro, mis manos, mi cuerpo. Quieres el contacto directo de nuestras pieles, húmedas y ardientes. Quiero penetrarte. No aguanto más. Te deseo con cada célula de mi cuerpo. Quiero abrazarte, besarte la boca, estrujar tus pechos y meter mi pene dentro de tu cuerpo. Quiero embestirte con mi verga, separarte los muslos, comerte la lengua, saborear tu aliento en mi boca y gritar de placer dentro de tu garganta. Sé que estás masturbándote pensando en mí, deseando lo mismo que yo. A través de la puerta te oigo suspirar mi nombre entre jadeos. No lo soporto más y me giro. Apoyo todo mi cuerpo contra la puerta apretando mi pene contra ella, aprisionándolo con mi vientre, jadeando directamente contra la puerta, frotando y restregando el miembro en la puerta. Gritas despacio como en un largo  aullido sexual. Sabes que tienes el objeto de tu deseo a un centímetro de distancia, puedes escuchar el roce que hace el bulto hinchado y endurecido de mi verga contra la puerta, escuchar los gemidos que salen de mi garganta y el traqueteo de la puerta. Eyaculo ahí mismo, con mi verga contra la puerta y en medio de un infinito goce, los chijetes de semen escurren verticales por la puerta. De repente dejo de notar el peso de tu cuerpo sobre la puerta. Te has apartado de ella. Es la señal. Sé que has gozado junto conmigo un orgasmo solitario.


No hay comentarios: