Para Casandra,
intangible.
Toda poesía viene de tu vertiente, en ti los
verbos y las palabras, la ternura eterna del Amar y el fuego en la piel
quemando, todo converge en tu boca besos, en tu negro pelo negro oleaje, en tu
cuerpo de pálidas penumbras y en tus palomas y en tu nido. Todos los deseos
vienen de ti, las caricias y las visiones, las urgencias del suave tacto y el ardiente
derrame sobre mi mano. Rehuyo del pecado de insistencia, del vicio de
pervertirte en tus mismos sueños de hogueras y brasas refulgiendo en el
terciopelo de la noche que se te hace eterna entre las sábanas penitentes. Solo
dejo deambular la tibia yema de mi dedo humedecida en mi saliva por los atajos
que llevan a tus deseos de hembra en escarchada soledad y plena desnudez
inquietante, lo dejo ir por tus sinuosidades, por las combas y dunas, por
pliegues y lisuras, por las sensibles cúspides de tus pezones, por la cónica
oquedad de tu ombligo, por la oscura vellosidad incitante que se triangula en
tu pubis, por el anegado cauce vertical surcándolo. Por en ti merodean los
insectos del fornicio, seducidos por el vúlvico néctar y el lúbrico aroma de la
sacra iniciación, en ti se inician erectos ardimientos, por tus turgencias
incestuales mis labios se entreabren sedientos. Desde nuestra ilusoria y clandestina
poliandra cada una de mis lenguas lamen el capullo de tu clítoris, lo punzan y
lo sorben redimiendo mis mezquinos engaños. Todas mis voces se emboscan y
enquistan en tus ingles, en tus axilas, en el revés de tus codos y tus
rodillas, en los pliegues bajo tus senos, sensuales cobijos donde toda poesía
es posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario